¿Quieres aprender a probar vino a la vez que desarrollas tu paladar? Con este método utilizado por profesionales… ¡Refina tu paladar, agudiza tu capacidad para recordar los vinos que más te gusten y conviértete en todo un sommelier! Así que desde YaVino te dejamos estos cuatro sencillos pasos con los que podrás disfrutar más del mejor vino, lo único que necesitas es una copa y un poco de ganas
La cata de vino se compone, principalmente, de estos cuatro elementos:
- Aspecto: Examinar visualmente el vino con una iluminación neutra.
- Olor: Identificar los aromas a través del olfato ortonasal (es decir, el que tiene lugar al inhalar).
- Sabor: Evaluar el tipo de sabor (agrio, amargo, dulce…) y los sabores que percibimos mediante el olfato retronasal (el que tiene lugar al exhalar).
- Deducir: Establecer un perfil completo del vino que quede grabado en nuestra memoria a largo plazo.
Conocer estos cuatro elementos es fundamental para aprender a probar vino.
CÓMO CATAR EL VINO
1. Mira
Échale un vistazo al color, la opacidad y la untuosidad (observando las lágrimas de vino en la copa). Esta fase no debería ocuparte mucho más de 5 segundos. La apariencia del vino puede ocultar muchas pistas sobre el mismo; aunque, a menos que estés haciendo una cata a ciegas, la mayoría de estos factores puedes encontrarlos en la propia botella (cosecha, graduación y variedad).
2. Huele
Cuando empieces a oler el vino, ve de lo general a lo particular. ¿Hueles a fruta? Céntrate, en primer lugar, en categorías amplias como cítricos, frutas tropicales, rojas, azules, negras… Volverte demasiado específico a la hora de captar los aromas u obsesionarte con un matiz en particular puede frustrarte. Generalmente, podemos dividir los aromas de un vino en tres categorías:
- Los aromas primarios provienen del tipo de uva e incluyen frutas, hierbas y matices florales.
- Los aromas secundarios provienen del proceso de vinificación. Los aromas más comunes son los que derivan de la levadura y se detectan más facilmente en los vinos blancos: corteza de queso, cáscara de nuez…
- Los aromas terciarios provienen del envejecimiento, generalmente en barrica de roble y botella. Estos aromas suelen ir estrechamente relacionados al sabor: nueces tostadas, especias, vainilla, cedro e incluso coco.
3. Degusta
La degustación depende del cómo usamos nuestras lenguas para probar el vino, pero también de los aromas que percibimos retronasalmente una vez hemos tragado el vino. El sabor del vino depende de los siguientes tres elementos:
- Gusto: Nuestras papilas gustativas pueden detectar los sabores salados, agrios, dulces o amargos. Como todas las uvas tienen como mínimo, un toque de acidez, es común encontrar también cierto toque agrio en los vinos. Algunos vinos blancos de mesa conservan cierto porcentaje del azúcar. Nunca podrás oler el nivel de dulzor de un vino, ya que solo tu lengua puede detectar esa característica. El sabor salado es un elemento que muy pocos vinos tienen, aunque se puede encontrar en cierto porcentaje de tintos y blancos.
- Textura: Tu lengua puede «palpar» y percibir la textura de un vino. El aumento de la textura de un vino siempre va relacionado a los vinos más maduros y con mayor graduación. La textura en el vino está relacionada con diversos factores, pero un aumento en la textura casi siempre ocurre en un vino más maduro y con mayor contenido de alcohol. El etanol es lo que le otorga la graduación y la textura al vino y procede de la fermentación de la uva, lo percibimos con mucha más intensidad que el agua. Con nuestra lengua también podemos detectar los taninos, que serían la sensación de aspereza que encontramos en los tintos.
- Longitud: El sabor de vino también lo evaluamos temporalmente, hay un inicio, un desarrollo (en el paladar medio) y un final. Tienes que hacerte la pregunta: ¿cuánto tiempo pasa hasta que ya no percibes el sabor del vino?
4. Piensa
¿El sabor del vino está equilibrado o desbalanceado (demasiado ácido, mucha graduación, demasiada presencia de taninos…). ¿Te ha gustado? ¿Es un vino que recordarás o que no va a durar en tu memoria? ¿Te ha sorprendido alguna característica del vino? Una vez hemos respondido a todas estas preguntas y establecido una valoración objetiva (según los elementos que hemos mencionado) y subjetiva (nuestro gusto siempre nos influye en mayor o menor medida) podemos lanzar una afirmación con respecto al vino que hemos probado.
Y hasta aquí la «masterclass» en YaVino de cómo aprender a probar vino, ya sabéis, cuánto más practiquéis con este método… ¡más refinaréis vuestro paladar y conseguiréis un mejor criterio a la hora de seleccionar vinos!